Voy
a empezar por la conclusión: "Los juegos del hambre" es un
film que toca buenos temas pero que no se atreve a dar un paso al
frente.
Ya
en la primera escena de presentación de la protagonista, Katniss
(interpretada por la jamelgaza Jennifer Lawrence), nos dejan claro
que ella sabe desenvolverse a la perfección como cazadora en un
entorno salvaje, pero que siempre sucederá algo en el último
segundo para que no se manche las manos de sangre. Efectivamente, en
una película que muchos califican erróneamente como copia de la
japonesa "Battle Royale", tenemos un problema (seguramente
heredado del libro): la protagonista tiene que enfrentarse a muerte a
otros 23 jóvenes, pero no mata a sangre fría a ninguno. Esto no
sería un problema si habláramos de un personaje que se negase a
participar en esos juegos macabros que sirven de recordatorio a un
pueblo famélico de quién manda (una excéntrica sociedad futura
llamada Capitolio, que se nutre de 12 distritos empobrecidos,
representantes del proletariado más explotado y falto de voluntad).
Pero
Katniss no es así. Ella es mostrada en todo momento como una
superviviente, una joven fuerte dispuesta a todo por ganar esos
"juegos del hambre" para poder volver a su gueto y así
cuidar de su hermana menor, la cual había sido elegida para
participar en el espectáculo en primera instancia. Quien no quiere
mancharse las manos en esta historia es Peeta (sí, se escribe así
de mal), otro joven del mismo distrito (en los juegos participan un
chico y una chica de cada distrito) que no está dispuesto a darle al
sistema lo que éste quiere de él. En efecto, hablamos de una
distopía en la que el individuo vive subyugado por el sistema, una
casta de gente rica que salió victoriosa en una guerra civil
fraguada décadas antes, en un futuro indeterminado.
En
esta distopía futurista lo mismo nos encontramos un pueblo minero
digno de un campo de concentración judío que una ciudad altamente tecnológica donde la gente viste y se maquilla asesorada por Lady Gaga y donde
las fuerzas del orden del país lucen uniformes de "jockeys"
de carreras de caballos con cascos antidisturbios (¿en referencia a
"Seabiscuit", del mismo director?). La estética no busca
la sutileza, y deja claro qué representa cada sociedad desde el
primer fotograma: los habitantes de los distritos tienen problemas
reales, más humanos y de primera necesidad, mientras que los
ciudadanos del Capitolio acumulan todos los vicios típicos de la
sociedad de la tecnología y la (des)información. No es sutil, pero
funciona sin complejos. El problema viene en lo desaprovechado del
escenario, donde no sientes la represión por ninguna parte en el
pequeño mundo de Katniss, y sólo asistes a unas pocas pinceladas de
la frivolidad del otro “bando” por parte del personaje
interpretado por Elizabeth Banks (bajo toneladas de maquillaje) y una
digna y escueta actuación de Stanley Tucci (que muestra tener buena
química con Josh Hutcherson en la escena en que lo entrevista).
Cuando
la película comienza a cobrar interés con este mundo superficial y
ajeno a la realidad de una gran mayoría empobrecida, dan comienzo
los juegos. De momento ya se ha desaprovechado una posible crítica
bastante directa a la sociedad actual y el camino que lleva, pero
quizá veamos algo en el desarrollo de los personajes. El director,
como ya vimos en “Pleasantville” (donde también ejercía de
guionista), se preocupa por las motivaciones de los protagonistas,
pero no termina de definirlas (¿realmente se quieren los protagonistas o todo forma parte de una estrategia de supervivencia?). Ayuda mucho, eso sí, la
interpretación de Jennifer Lawrence, a la que le sientan como un
guante los papeles de chica fuerte y curtida (como ya demostró en su
trabajo nominado al Oscar en “Winter’s bone”). El problema,
como decía al principio, es que no termina de verse reflejada en
pantalla esa supervivencia a toda costa por algo muy simple: no mata
a nadie. No, no mata a ninguno de sus oponentes en toda la película.
Al único enemigo a quien quita la vida de manera directa queda
justificado ante el espectador como venganza súbita por el repentino
asesinato de otro participante indefenso. Supongo que será como en
la novela, pero no te quita el regusto de ver edulcorada una idea tan potente como es la premisa de la historia.
En
lo técnico, el film luce una estupenda fotografía. La única pega
que tiene es el uso de la cámara en mano al comienzo, durante
momentos relajados, donde no viene a cuento el empleo de esta técnica,
dando la sensación de ser un modo de homogeneizar el “look”
general de la cinta, pues en las escenas de acción de la segunda
mitad del metraje será una constante (donde queda más justificado). Otro defecto a destacar es que los efectos digitales no llegan a estar a la altura en el par de momentos puntuales donde tienen que hacer acto de presencia (en algo habrá influido un presupuesto algo ajustado para que suele ser este tipo de "blockbusters").
En definitiva, lo dicho nada más comenzar esta reseña: la película es una apuesta interesante que se queda en lo
convencional y no da lo que el espectador (morbosamente) pide.
Hace tiempo que quiero verla,no paro de escuchar hablar sobre la peli,y parece que tiene buena pinta.
ResponderEliminarBuena entrada.