Si, si, ya lo se, ya lo se. Se perfectamente lo que estáis pensando, por
qué hablo de Master System II y no de su antecesora. Pensaba no daros esta
explicación, pero mira oye, os lo voy a contar. Siempre ha habido segundas
partes y remodelaciones de muchas consolas, como Mega Drive 2, GameBoy Pocket o
Playstation 2 Slim, pero este es probablemente el único rediseño de una
videoconsola que supere en popularidad al original. De hecho yo me pasé gran
parte de mi vida pensando que la primera Master System no existía, ya que
durante mi niñez no conocí absolutamente a nadie que la tuviera, y mira que
conocí gente con Master System II, entre ellos yo.
Vale, ahora lo entendéis todo. No es casualidad que la primera máquina
que toco en esta serie de artículos sea Master System II, la consola de mi
infancia. Esta consola de 8 bits de Sega no vio la luz hasta 1990 en Europa, donde aún tenía un buen
mercado, con una competencia atroz con la Nes de Nintendo, y consiguió muy
buenas cifras de venta, de hecho era la consola estrella de las comuniones,
gracias a su reducido precio, unas 8.000 pesetas de las de entonces, y más si
tenemos en cuenta que los juegos de estreno costaban unas 5.000, en contra de
las ocho mil pelas que valía un juegos de Nes. Y si encima contaba con una
línea económica de juegos a 2000 pesetas ya ni te cuento. ¡Un juego de Nes
valía lo mismo que una “Master”! Con estos precios tan populares era la
verdadera “consola del pueblo”.
Probablemente fuese la consola más europea de la historia, porque aunque
era de origen japonés (donde se llamaba Mark
III), hizo suyo el territorio del viejo continente, donde triunfó
sobremanera, incitando a muchos desarrolladores (entre ellos europeos, como
Codemaster) a lanzar sus juegos sólo en Europa. Eso sin contar sus refinadas y
redondeadas líneas, con compartimento deslizante incluido para introducir
cartuchos. Una de las máquinas lúdicas más elegantes que se recuerdan.
Pero no solo Europa se llevó todo lo bueno de esta consola, Australia
también la acogió con cierta aceptación. Aunque para aceptación la de Brasil,
la empresa juguetera Tec Toy se hizo
con la licencia de Sega y transformó a esta videoconsola en todo un icono de
aquel país, sacando varias versiones más del cacharro, en incluso portando
grandes éxitos arcade como Street Fighter
II, con sus limitaciones, claro. En Brasil los niños no dicen videojuego,
dicen Master System.
COSAS QUE LA HACÍAN ÚNICA
Si hay que destacar alguna cosa por encima de cualquier otra era sin
duda que en la memoria del cacharro venía el maravilloso e inmortal juego Alex
Kidd in Miracle World. Eso si que era un detallazo, regalarte con la
compra el mejor y más auténtico juego de
la consola. Quién no ha jugado a este videojuego alguna vez, quién no ha roto
bloques con aquel puño inmenso, y decidme que no habéis jugado al
Piedra-papel-tijera. Qué recuerdos.
Ahora, que lo que hacía de verdad única a la consola era esa fastidiosa,
farragosa y criminal ausencia del botón de pausa en el mando. ¡¡¿A quién se le ocurre poner el botón de
pausa en la propia videoconsola?!! Esa broma pesada nos costó más de un
molesto problemilla para levantarnos a pausar la partida y darle un mordisco al
bocata de Nocilla, o lo que fuese. Yo creo que en Sega aún se están riendo de aquello…
Eso si, ahora nos acordamos con cariño.
Y qué me decís de aquel pad. Ya no me quejo de su forma rectangular,
cuyos ángulos se te clavaban en la palma de la mano (cosa que tenía en común
con el mando de Nes), sino que aquella “cruceta” de dirección estaba ideada por
el mismo personaje que puso el botón de pausa en la consola, atroz. Era
cuadrada y para colmo duraba dos telediarios, se rompía con mirarla. Yo conocí
gente que utilizó como recambio de cruceta un tazo, si, si, un tazo de Chiquito de la Calzada de los
que regalaba Matutano por aquellas fechas. Eh, y funcionaba al pelo, palabrita.
Si os hablo de un bloc de notas a cuadros seguro que se os viene a la
cabeza aquellas horrendas carátulas a cuadros que acompañaban a la caja de los
juegos, con esas ilustraciones (por llamarlas de alguna forma) hechas por el
primo pequeño del que ideó el botón de pausa (si, ya se que estoy un poco
pesado con el tema, pero es que era de cárcel), y además con rotulador Carioca,
seguramente. Pero sigo diciendo lo mismo, ahora lo añoras como si fuesen una
obra de arte. Menos mal que en la última etapa de la consola las ilustraciones
de las cajas mejoraron considerablemente. Aunque eso no compensaba los feos y
austeros cartuchos con aquella banda roja también a cuadros, aunque todo hay
que decirlo, eran pequeños y manejables.
Y no nos olvidemos de la espectacular sinopsis que venía en la parte
trasera de la caja del juego, verdadera literatura (en chorrocientos idiomas),
que además nos trataba de “usted”, me sentía todo un señor, de hecho yo iba a
la tienda a comprar los juegos con smoking, claro que si. Pero lo de “usted” no
se quedaba en la contraportada, en las instrucciones escritas en aquella tinta
azul tan característica seguían tratándote como un jefe. Claro todo esto hacía
que el precio final de los juegos no se encareciera demasiado, a cosas como
esta me refiero con lo de “consola del pueblo”.
JUEGOS MÁGICOS
No solo de Alex Kidd y Sonic se alimentaba el fuego mágico de esta
consola, hubo muchos más juegos que nos hicieron soñar, como aquel Castle
o Illusion de Mickey Mouse, que recuerdo que tenía todo el mundo, y es
que los juegos de Disney de la época hechos por Sega eran una delicia. O aquel
interminable Asterix, sin olvidarnos de la maravillosa saga Wonder
Boy o el difícil Shinobi y otras conversiones de
recreativa como Outrun o Hang On. Y qué me decís del
incomprendido Populous, y los juegos baratos como Black Belt o Transbot
que tantas alegrías y frustraciones nos dieron. En fin, no me enrollo
más, ya os hablaré de ellos con más detenimiento en otro momento.
AQUELLOS MARAVILLOSOS AÑOS
Los años 90 acababan de establecerse entre nosotros y el buen rollito
ochentero aún estaba latente entre la sociedad española, atrás quedaba la
Movida y esos pelos cardados, y en la tele empezábamos a ver más canales a
parte de la 1 y la 2, Antena 3 y Telecinco empezaban sus primeras
emisiones mientras nos embelesaban con
series animadas como Campeones: Oliver y Benji, que
disfrutábamos merendando Phoskitos. Además en las televisiones autonómicas
comenzaban a asomar las primeras imágenes de un niño de peinado imposible que
buscaba unas bolas de dragón. Y en el cine viajábamos en el tiempo con Regreso
al futuro III, creíamos en el cuento de la Cenicienta con Pretty
Woman y se nos caía una lagrimita con Eduardo Manostijeras. Qué
tiempos.
TOQUE PERSONAL
Aunque Master System no fue la primera consola que tuve si es la que más
rememoro con nostalgia. Influenciado por mi círculo de amigos, que eran unos
fanboys de Sega de tomo y lomo, el conseguir esta consola se convirtió en casi
mi único objetivo a base de dar el coñazo a mis padres, lo cual se convirtió en
todo un reto puesto que por aquel entonces la cosa no estaba para tirar cohetes
económicamente por mi casa (casi como ahora) así que tuve que sudar sangre,
sudor y lágrimas para conseguirla. Definitivamente en mayo del 92 conseguí
engañar a mis padres con una parte del dinero que recaudé de mi comunión, ¿para
qué eran sino las comuniones? Recuerdo perfectamente que era un sábado por la
tarde cuando paseaba ansioso por los pasillos de la sección de electrónica del
Corte Inglés buscando mi Master System II, cuando por fin tuve entre mis manos
aquel pack con Alex Kidd, Sonic y dos mandos, no me lo podía creer, y encima me
regalaron un reloj muy “reshulon” del erizo azul. Claro, que cuando mi padre se
enteró de que aquel caro cacharro solo traía dos juegos casi me mata,
afortunadamente con el tiempo comprendió que aquella tecnología valía un
dinero.
Podría pasarme párrafos y más párrafos hablando de este aparato, pero no
queda espacio para más, solo queda el recuerdo y la añoranza de una máquina que
nos robó muchas tardes y se convirtió en nuestra cómplice en una edad en la que
todo lo que no era jugar era perder el tiempo.
Si os habéis quedado con ganas de más os dejo un enlace de otro artículo que escribí hace unos años para Pixfans aquí.
Genial artículo
ResponderEliminarYo era más de NES, y la Master la conocí por unas primas mías que la tenían. Recuerdo a Alex Kid jugando a Piedra Papel tijera y pensar "uhau, qué juegazo!" :D
Aun hoy, la enchufo de vez en cuando (la que compré hace poco en un cash converter :D ) para escuchar la musiquilla del pequeño Alex. ¡Qué recuerdos!