Algunas series trascienden la pequeña pantalla ("pequeña", entre comillas, ya que hoy en día quedan pocas casas con pantallas de quince pulgadas) para convertirse en algo mas, ya sea por su calidad o por su forma de entender la cultura audiovisual. Así, series como The Wire, Lost o Los Soprano (las tres marías de la televisión) han alcanzado el pequeño Olimpo reservado a los productos excepcionales. Este año, HBO nos ha regalado una más: True Detective. Si no queréis que se os escape ni un detalle de la trama, seguid leyendo...
True Detective: Antología de lecturas no obligatorias presenta una serie de textos que ahondan en los referentes literarios de la serie escrita por Nic Pizzolatto, incluyendo, además, una entrevista al autor, un ensayo sobre la serie, un documento sobre el caso real en el que se basa y varios textos de diferentes autores que se citan o se advierten, en mayor o menor medida, durante los diez capítulos de True Detective.
Lo primero que encontramos en el libro, tras un preludio del editor, es la entrevista a Pizzolatto, una entrevista ciertamente reveladora que ahonda en los aspectos principales de la serie, ya sean filosóficos o técnicos. Siempre es bueno ver los referentes de un autor desde la perspectiva del propio autor, aunque decir que Pizzolato ha escrito el libro (eso es lo que sugiere la publicidad) es como decir que Rocío Jurado escribía el Hola cada vez que la entrevistaban.
Luego está el ensayo general de Iván de los Rios. Tal vez el error sea acercarse a él esperando encontrar respuestas a preguntas que aun nadie ha formulado, cuando lo que vamos a encontrar es un soliloquio que mas bien parece un texto con el que el autor pretende demostrar su retórica mientras hace la pelota al artista (en definitiva, un texto de catálogo al uso, que se queda muy en la superficie de algo demasiado grande, apuntando solo una o dos ideas verdaderamente interesantes en un mar de frases que no dicen nada). A mi juicio (mi juicio es muy torpe, pero bueno, es mío...) le falta definición y le sobra sagacidad; de los Rios divaga intentando llenar hojas para decir algo que puede decir (y dice) en un par de páginas.
No me interpretéis mal. Me gusta mucho como escribe, la forma, pero lo que escribe, el fondo, queda poco definido, como si hubiera tenido que llenar páginas obligado aunque lo que tenía que decir cabía en la mitad de espacio.
Más adelante se encuentra la investigación del caso real en el que (se supone que) se basa la serie. Muy interesante, aunque tremendamente aburrido, en la medida en que los hechos se presentan desde un punto de vista que pretende ser objetivo (aviso: no lo consigue) sin un ápice de lirismo.
Por otra parte, los textos que componen la antología son pequeñas joyas atemporales que deberían leerse siendo o no fan de True Detective. Así, encontramos una antología muy cuidada con piezas de Roberto Bolaño, Robert William Chambers, Lovecraft, Nietzsche, Ambrose Bierce, Dashiel Hammett, Thomas Ligotti, Arthur Schopenhauer y Laird Barron. Una auténtica delicia. Además, Ivan de los Rios presenta cada texto de una forma breve pero contundente, mucho más reveladora que el ensayo que los precede.
El texto en el que más se aprecia la influencia a la serie es, sin duda, el de Shopennhauer, un conjunto de pequeñas anotaciones que ahondan en el pesimismo del que Cohle hace gala. Además, el ensayo que lo precede también es muy esclarecedor (probablemente, más que EL ensayo del libro).
Todo en el libro funciona tal y como quieren los autores: creando una hoja de ruta con la que comprender mejor las referencias (a veces muy sutiles) de la primera temporada de True Detective, señalando la importancia de conocer una obra de arte no por sí misma, sino también a partir de sus referentes (lo que me recuerda a una frase de Cocteau: "Un pájaro canta mejor en su árbol genealógico". Y es que, en mayor o menor grado, los referentes de una obra de arte son sus padres).
Uno de los grandes 'pero' del libro es que, a fin de cuentas, se trata sólo de los referentes, el mapa, de Pizzolatto: cada persona que participa en la producción tiene su propio mapa (el director, por ejemplo, provablemente beba de la serie negra europea, de la nouvelle vague y del terror de los 70', el iluminador de otra cosa, el maquillador de tal o cual estilo y los actores de sus respectivas escuelas). Por supuesto, para poder ver todos estos referentes sería necesario algo del tamaño de la Wikipedia, y no es viable.
La sensación general del libro es muy buena. Es muy ameno y, en general, esclarecedor. Indispensable para los fans de la primera temporada de la mejor serie de 2014.
No hay comentarios:
Publicar un comentario