Decir que el cine de ciencia ficción está dando un vuelco en los últimos años no es algo que escandalizará a nadie, y más si tenemos en cuenta producciones como District 8, Primer, Moon o Inception (amén de otras producciones no tan afortunadas como Looper). Y así, en este mar de continua renovación de conceptos e ideas, Transcendence viene a acercar al espectador la evolución de una idea clásica: la mente humana y la inteligencia artificial.
A través de un Johnny Deep más inexpresivo y serio que de costumbre, Transcendence cuenta la historia de un programador informático que, tras sufrir un ataque terrorista a manos de un grupo anti-tecnología, volcará su consciencia en una máquina hasta alcanzar el punto de "transcendencia" humana.
La película resulta en cierta medida interesante al considerar la evolución tecnológica desde un punto de vista utópico y la negación humana como distopía, y no al contrario, como suele suceder. Pero eso es todo lo que resulta interesante: el resto es plano y bastante aburrido. Deja con la sensación de "no llegar", como si le faltara algo (probablemente, sea la falta de empatía hacia los personajes lo que echo en falta).
Además, la carga filosófica del film (para mi, lo más importante) se obvia y, sin embargo, hay un derroche casi abusivo de efectos especiales para mostrar cada detalle de la nueva "vida transcendente"; en una película de estas características se aplaudiría más el diálogo y la fluidez discursiva que lo bien que se ve a Johnny Deep en veinte pantallas manejando nanotecnología.
Una película, en definitiva, que podría haber dado mucho que hablar pero que, como tantas, se queda en la superficie. Para ver un día que no haya nada que ver (o si eres muy fan de la ciencia ficción).
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