Algunos libros, ya sea por su fama o por su trascendencia, se podrían catalogar como "imprescindibles en toda biblioteca", y ese es el caso de 'El Señor de las Moscas' que, por un motivo u otro, supuso un punto y aparte no solo por sí mismo, sino también por las generaciones de lectores que se vieron influenciados por el libro. Este verano, aprovechando el re-visionado de Lost, ha caído entre mis manos y, si queréis saber qué me ha parecido, no tenéis más que seguir tras el salto.
Probablemente, los trabajos de los alumnos en torno a esta obra llenan las estanterías de los profesores universitarios de psicología social, y con razón, pues se trata de una exploración a la mente juvenil que, aun ficticia, tiene pequeñas dosis de realidad que bien podrían representar con fidelidad los comportamientos sociales.
El libro cuenta la historia de un grupo de jóvenes (todos varones, por evitar cierto) que, tras un accidente de avión, acaban en una isla desierta. Así, desde un primer momento se plantea el relato desde el punto de vista de uno de los supervivientes mayores (todos menores de edad), de su relación con el resto y de su auto proclamación como líder del grupo.
De esta manera, aun sabiéndose libres, se ven en la necesidad de crear una serie de reglas. Así, aun apartados de un mundo adulto de normas, su primera reacción ante el accidente es convocar una asamblea y decidir como comunidad cuáles son sus necesidades primarias ante la inminente llegada de un posible salvamento. Adquieren, pues, una estructura conocida (la jerarquía, la democracia, la asamblea...) para crear, al menos psicológicamente, un "otro necesario", un "otro" adulto y experimentado que debe rescatarlos.
Sin embargo, conforme avanza la trama se hace evidente la imposibilidad de cumplir las estructuras sociales básicas en un mundo sin civilizar, y aparecen factores como el anonimato (la máscara), que llevan a los habitantes de la isla a un nuevo estado de lucha por el poder.
Se trata, en definitiva, de un texto de escritura sencilla y lectura rápida que encierra más matices de los que deja apreciar a simple vista y que invita a reflexionar sobre algo muy actual: si vivimos en un estado de vigilancia casi total, qué ocurriría si esa vigilancia desapareciara por completo?
De entre todas, me quedo con una frase que resume perfectamente el libro:
"La gente nunca resulta ser del todo como uno se imagina que es."
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