Cuando hablamos de
sistemas de entretenimiento antiguos, o retro, esa palabra tan de moda, que tan
bien han aprendido hasta en el Cash Converter, muchas son las máquinas que se
nos vienen a la cabeza, desde Atari 2600 hasta Sega Saturn pasando por la
mítica Game Boy. Sin contar otros aparatos que en un principio estaban
destinados a mejorar nuestro rendimiento escolar, como el ZX Spectrum, que revolucionó el panorama de los videojuegos y de la
informática en general en nuestro país y en gran parte de Europa. Generando
incluso una prolífica industria videolúdica en España en los años 80, con
grandes compañías que nos regalaron momentos irrepetibles como Dinamic, Opera o Topo, dando paso
a la comúnmente denominada Edad de oro
del software español.
Este hecho
ensombreció bastante la llegada de las videoconsolas por estas tierras a
mediados de los 80, que hay que recordar que solo nos ofrecían la posibilidad
de jugar, frente a los micro ordenadores y sus posibilidades educativas, que
visto desde la perspectiva de un padre, que al final era el que aflojaba la
guita, no tenían ningún sentido. Pero además se unió a todo esto el fenómeno arcade, con esas máquinas ampliamente superiores
a nivel técnico y su no menos importante función social, que reunían a una
amplia chavalería en tugurios de dudosa reputación. Todos estos acontecimientos
relegaron a las videoconsolas a un tercer plano durante esta época en nuestro
país. Algo que se alejaba sensiblemente de los principales mercados mundiales,
Japón y América, donde una tal Nintendo repartía el bacalao con su sistema
doméstico, Famicom/Nes.
Pero este panorama
cambió sensiblemente con la llegada de las consolas de 16 bits a principios de
los 90, que supieron acercarse a nivel técnico a esas sorprendentes máquinas
recreativas, con Mega Drive y Super Nintendo como estandartes, y que
junto a una gradual aceptación de estos cacharros supusieron el despertar de
las videoconsolas por estos lares. Y cuyo rebufo impulsó las ventas de las
hasta entonces casi desapercibidas consolas de 8 bits, Nes y Master System, que
supusieron la opción económica ante sus hermanas menores. Todo este movimiento
generó una auténtica explosión videolúdica que catapultó a las videoconsolas
como el regalo estrella para los niños españoles, generando así un boom, una
verdadera edad dorada de las
videoconsolas en España.
No eran las únicas,
también se dejaban ver otras consolas como la inalcanzable Neo Geo, o la olvidada Turbo
Grafx, sin contar con las portátiles, como Linx, Game Boy o Game Gear. Así como otros sistemas más
sofisticados, como Amiga o el cada vez más popular PC. Pero las que acaparaban
el mayor número de páginas de revistas del momento como Hobby Consolas o Super
Juegos eran indudablemente las dos consolas de 16 bits por antonomasia.
Echando la mirada
atrás, los que vivimos nuestra infancia o adolescencia durante finales de los
80 y principios de los 90, pudimos disfrutar, quien más y quien menos, de
alguna de estas cuatro consolas de estos dos titanes, Sega y Nintendo. Que levante
la mano el que no se pelease alguna vez en el patio del colegio por defender a
una u otra…
Y tampoco quiero
confundiros, evidentemente hoy en día, pese a la situación actual, se venden
más videojuegos que entonces, pero aquello supuso la detonación, la popularidad
que hacía años que venían reivindicando estos sistemas y que se confirmaría
años más tarde con la llegada de PlayStation.
Según el lugar
escucharás hablar de un sistema u otro, los gustos varían según las circunstancias
socio-históricas, por ejemplo en Japón también meterían en el saco a PC Engine,
o alguno de vosotros añore su infravalorada Saturn, pero no me podéis negar que
en esta intricada maraña de blogs y podcast de temática retro en nuestro país,
junto a Spectrum y los arcades, los auténticos reyes del mambo son estas cuatro
inmortales consolas.
Mega Drive, Super
Nintendo, Nes y Master System, son las culpables del amor a las videoconsolas
que existe a día de hoy en España, son las auténticas cuatro magníficas del entretenimiento videolúdico casero. Las que
originaron la cantera de apasionados por los videojuegos actuales y ese
fenómeno retro que vuelve locos a los treintañeros consoleros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario