Cuando te enfrentas a un nuevo videojuego siempre esperas un reto, una
aventura que te entretenga durante ciertas horas. Pero en algunas ocasiones te
topas con un producto que más allá de amenizarte va un poquito más allá y
consigue emocionarte y tocarte la patata. Eso es exactamente lo que me ha
pasado con To the Moon.
To the Moon fue liberado en
2011 y es obra del humilde estudio Freebird
Games, comandado por el canadiense Kan
“Reives” Gao, diseñador del juego y compositor de la banda sonora. Los juegos
de Gao se caracterizan por estar hechos bajo el entorno del famoso programa RPG Maker. Juegos como A Bird
Stoy o Quintessence están realizados de la misma forma, otorgándole
ese puntito vintage tan característico. Podéis encontrar estos juegos en la página
de Freebird, así como To the Moon,
aunque para variar también está disponible en Steam, Origin y GOG.
Volviendo al tema que nos ocupa, To
the Moon es ciertamente un juego difícil de calificar, si tuviese que
definir su género probablemente diría aventura gráfica, pero solo por decir
algo, ya que estamos ante un programa único en su especie. Pero mejor,
empecemos a desglosarlo poco a poco.
Lo primero, su historia. El argumento del juego es la columna vertebral,
es medio juego, para que nos entendamos. No soy muy de contar la historia de
los videojuegos, pero os daré alguna pista. John está en su lecho de muerte, no
le queda mucho tiempo, y su último deseo es que le inserten entre sus recuerdos
uno muy concreto, viajar a la Luna.
Así que asumiremos el rol de los doctores Rosalane y Watts, que tendrán que
sumergirse en su mente, a través del tiempo y sus recordaciones. Y ahí dejo la
cosa, poco más puedo contaros para no fastidiaros el asunto.
Como ya he dicho, tendréis que merodear por la mente del prota para
conocer su pasado y sus motivaciones, y generar
un recuerdo más. La mecánica del juego es bien sencilla, conducir a los
doctores por el mapeado y recolectar una serie de objetos (con lo cual el
software alberga una pequeña porción de exploración) que nos permita seguir
hacia atrás con la historia particular de John. También resolveremos determinados
puzzles, todos del mismo estilo, y tomaremos alguna decisión. Poco más, para el
resto del juego sentaos cómodos y disfrutad de un maravilloso y conmovedor
cuento de amor. Ala, ya lo he dicho.
Por cierto, en cuanto a los controles os recomiendo que lo juguéis con
pad o con el teclado, el control con el ratón me resultó bastante torpe y
frustrante en algunos casos.
Una de las cosas que me atrajeron del juego fue sin duda su apartado
gráfico, que recuerda totalmente a la de esos RPGs que inundaron las consolas
de 16 bits durante principios de los 90, con esa vista cenital y esa falsa
perspectiva que nos harán creer por un momento que estamos rememorando esas
partidas a Final Fantasy o Terranigma, una gozada pixelada. Pero
no os hagáis ilusiones, como ya he comentado antes, la tónica del juego se
aleja bastante de la del típico juego de rol, ni batallas por turnos, ni
subidas de nivel. De hecho a lo largo de la aventura se harán diversas bromas
acerca de esto, sobretodo una muy divertida al principio del juego.
Pero lo que probablemente más recordaré del juego y que siempre me
acompañará en mi reproductor de mp3 será sin duda su bellísima banda sonora. Un
auténtico regalo para los oídos. Unas composiciones a piano que se os quedarán
clavadas en la mente y de las que difícilmente os podréis desprender, y más
teniendo en cuenta que toman cierto protagonismo dentro del propio argumento
del juego. Si os soy sincero me ha parecido una de las mejores bandas sonoras
que he escuchado nunca en un videojuego. Esto hay que debérselo al amigo Gao,
que como ya hemos visto sirve tanto para un roto como para un descosido. Aunque
no toda la partitura se la debemos a él, y es que hay una canción compuesta y
cantada por una chica, se trata del tema Everything´s Allright, de Laura Shigihara.
Poco más puedo aportaros a esta mágica aventura. Un juego distinto que
solo por su historia ya merece la pena. Eso sí, si buscáis acción este no es
vuestro juego, algo que personalmente eché de menos. Pero ya digo, no debéis tomároslo
como un juego al uso, sino como una experiencia, un cuento de amor interactivo.
Uoh! Me han entrado ganas de jugar! :D
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