Dust: An Elysian Tail, podría pasar como otro de esos juegos indies de los que tanto se prodigan por los sistemas de descarga digital que pululan tanto en consolas como ordenadores, pero las rebajas de Steam hacen milagros, y un buen precio puede hacer que pongas los ojos en un programa como éste.
Aunque tengo que reconocer que probablemente me hubiese percatado de este juego tarde o temprano, y es que ese estilo gráfico tan cercano a la animación tradicional no deja indiferente a nadie, y menos a mí, que me arrimo tanto a este género artístico como un niño a una tienda de golosinas. No en vano, la mente pensante del software es un animador, Dean Dodrill (Noogy), que reconoce estar inspirado desde su infancia por las creaciones de Disney, y que se apoyó en el estudio Humble Hearts para llevar a buen puerto este magnífico producto, gracias en parte también al apoyo de la propia Microsoft, que se encargó de distribuir su obra primero en Xbox Live Arcade (2012) y posteriormente en computadoras personales mediante Steam y Gog (2013).
¿Pero qué nos
ofrece Dust? Pues sinceramente, a nivel jugable no presenta ninguna novedad en
la escena, pero me importa un pimiento, porque aunque no sea especialmente
original, el juego se hace realmente divertido y disfrutable. Yo me lo he
pasado pipa a los mandos de Dust, la verdad. Y no es de extrañar, ya que el
juego nos plantea un gameplay muy
similar a clásicos como Castlevania Symphony of the Night,
es decir, un juego de aventuras de scroll
lateral con grandes dosis de plataformas, acción y exploración con una
vertiente rolera bastante acentuada. Todo lo que hace en un videojuego que yo moje los pantalones, vaya.
La historia comienza dándonos las riendas de Dust, un personaje desmemoriado que no recuerda nada (a cosas como esta me refiero cuando hablo de la falta de originalidad) que poco a poco irá ayudando a los que le rodean, gracias a un bichejo volador que le acompañará durante todo el juego, Fidget, y una espada parlanchina, Ahrah, que hará las veces de arma y consejera durante todo el trayecto.
La historia comienza dándonos las riendas de Dust, un personaje desmemoriado que no recuerda nada (a cosas como esta me refiero cuando hablo de la falta de originalidad) que poco a poco irá ayudando a los que le rodean, gracias a un bichejo volador que le acompañará durante todo el juego, Fidget, y una espada parlanchina, Ahrah, que hará las veces de arma y consejera durante todo el trayecto.
Como ya os he
comentado el juego nos propone una aventura bastante absorbente en la que la
acción tomará gran protagonismo, apoyándonos en la espada Ahrah daremos buena
cuenta de las hordas de enemigos que saldrán a nuestro paso enlazando combos
sin cesar en un continuo ir y venir de mandobles, saltos, embestidas y evasivas,
todo con una gran facilidad y de una manera muy intuitiva. Y aunque el número
de golpes y acciones no es muy elevado se me antojan suficientes, y es que la
verdad, prefiero esto a esa enorme colección de impactos y maniobras de ataque
que poseen otros juegos similares y que no sirven para nada, ya que siempre
terminamos utilizando los mismos movimientos. Casi siempre haremos uso del
cuerpo a cuerpo ante nuestros adversarios, pero también tenemos la posibilidad
de apoyarnos en Fidget para lanzar proyectiles a distancias prudentes. Fidget
posee varios tipos de ataque, que pueden ir siendo mejorados a lo largo del
juego mientras vamos subiendo de nivel. Al ir “leveleando” tenemos la
posibilidad de incrementar manualmente nuestras capacidades por medio de unas
gemas que podemos repartir por las distintas capacidades del personaje, divididas
en ataque, resistencia, vitalidad y la propia contundencia de Fidget. Todo un
acierto para mi gusto.
Dispondremos de un mapa a base de casilleros que nos orientarán a lo largo de los distintos parajes de la aventura, indicándonos en cada momento el porcentaje de éste que llevamos explorado y los tesoros encontrados. Una de las cosas que me ha gustado es la forma en la que debemos abrir estos cofres, para los que deberemos introducir una sucesión de comandos similares a las de un quick time event, aunque reconozco que en esto se podría haber profundizado algo más, complicando estas sucesiones gradualmente a medida que el juego avanzaba. Y no quiero olvidarme de un elemento importantísimo en este tipo de juegos como es el hecho de tener que volver a otros lugares anteriores que nos eran inaccesibles en un principio una vez adquiridas ciertas habilidades tales como el doble salto (¿originalidad?), trepar por ciertos lugares o deslizarnos por el suelo.
A nivel gráfico ya
os he dicho que el juego es una auténtica joyita bidimensional, con especial hincapié
en los fantásticos decorados y las extraordinarias animaciones de todos los
elementos del juego, sin olvidarnos de las cutscenes
animadas, que resultan una genuina gozada.
A nivel sonoro el
juego cumple de sobra, aunque sin brillar especialmente, pero no podemos desmerecer
especialmente el trabajo sonoro de HiperDuck
SoundWork. Y por otro lado el doblaje al inglés convierte aún más si cabe
esta producción en una hermosa historia animada de mágica naturaleza.
Si sois seguidores
de juegos como Castlevania o Metroid no podeís dejar escapar este cautivador
juego, que os mantendrá enganchados durante más de catorce horas y del que no
podréis escapar hasta completarlo al cien por cien.
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