El Nombre del Viento

Kvothe es el mejor en todo desde pequeño, y lo cuenta cuando es mayor. Fin.

Así es como resumiría el libro si tuviera que dedicarle sólo una línea, pero como voy a dedicarle unos cuantos párrafos, voy a darle a la manivela mágica de las palabras para escribir un poco sobre El Nombre del Viento, la opera prima de Patrick Rothfuss que llegó a mis manos tras decenas de recomendaciones.

El Nombre del Viento cuenta la historia de Kvothe (que se pronuncia 'Cuouz'), un posadero con una historia que contar: la historia de cómo conoció el nombre del viento (al menos, en el primero de los tres tomos que componen la saga en la que, muy probablemente, acabe matando a un rey).

En la mitología particular de esta obra, la magia funciona de una forma particular: los objetos están ligados entre si y pueden actuar los unos sobre los otros en forma de, por ejemplo, transmisión de energía; y luego existen los nombres. Si conoces el nombre de algo, tienes poder para dominarlo y someterlo a tu voluntad (algo que viene de la antigüedad: ya en la cultura egipcia se daba una gran importancia al nombre).

La idea en si es muy buena: explica de una manera coherente los mecanismos de la 'magia' (que, en este caso, es más ciencia y conocimiento) a través de la vida (demasiado meticulosamente contada) de Kvothe, con una narración muy fluida de la que se es incapaz escapar gracias a la longitud de los capítulos, muy cortos, que convierten el tiempo en "venga, un capítulo más y me voy a dormir".

Sin embargo, una vez leído, me quedó un sabor agridulce en la boca. De entrada, la perfección en la narración del relato es inverosímil: el protagonista narra sus recuerdos a un escriba de un tirón, y sus recuerdos incluyen historias completas que narraron otros. Me resulta una perfección que raya lo absurdo y podría pasarla por alto si no fuera porque, cada ciertos capítulos, se vuelve a la narración 'básica', en tercera persona, y sigue siendo igual. Es decir: el autor nos dice que Kvothe es perfecto intelectualmente... y que él escribe igual que Kvothe, por lo tanto, que su narración es perfecta. Me parece un ejercicio de onanismo encubierto que se podría haber evitado. 

Otras cosas que se podrían haber evitado son los capítulos innecesarios dedicados a un draco, en los que no ocurre nada relevante, puesto que, pasados esos capítulos, todo vuelve a la normalidad y da la impresión de que no han servido para nada, de que todo lo leído solo sirve para hacer el libro más largo, o de que esa parte de la historia ya estaba escrita y necesitaba incrustarla en algún sitio.

Y los personajes... a los personajes les hace falta un repaso, algo que los haga más redondos, más creíbles, y no meros instrumentos de la narración con los que el protagonista mantenga charlas de vez en cuando. 

Si tuviera que compararlo con algo, sería con El código Da Vinci o con la saga Crepúsculo: una serie de tópicos del género hilados no sin maestría y con la esperanza de que lo innovador sobresalga. En este caso, sí, lo innovador sobresale y merece mucho la pena las horas que dediquéis a leerlo (siempre y cuando no tengáis algo mejor que leer). Tanto es así que en pocas horas comenzaré a leer la segunda parte, 'El Temor de un Hombre Sabio', un bicho de tropecientas páginas que no creo que acabe nunca.

Aun así, creo que la gente exagera diciendo que es lo mejor que han leído nunca. O exageran, o no han leído lo suficiente. Ahí fuera hay libros buenos. Qué digo buenos: excelentes. Libros que con la primera página ya dan una vuelta y media a éste. 

Lo peor de el nombre del viento no es el libro en si, sino las legiones de fans que te tratan de idiota si no te gusta. Kvothe es un Raistlin venido a menos rodeado por personajes vacíos y planos cuyo papel en la historia parece el de un mueble: ni aportan, ni quitan. 

En fin, no quiero parecer muy duro. Es un buen libro, pero podría ser mejor. Ya os diré qué me ha parecido la segunda parte. Entre otras críticas con las que estoy bastante de acuerdo , me quedo con esto de una crítica leída en la red:

"El protagonista es insoportable, las aventuras que vive son mas previsibles que la salida del sol al amanecer y solo sirven para que el protagonista se convierta en el puto amo, la pseudo protagonista tiene menos carisma que una piedra y solo sirve para que Kvothe haga de pagafantas, los secundarios están muy estereotipados (malos muy malos, buenos muy buenos, todos ellos excelentes en su respectiva especialidad) y la perpetua sensación de que, mas que una novela, estás presenciando una partida de rol."

Y vosotros, ¿habéis leído El Nombre del Veinto? ¿Qué os parece?