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domingo, 9 de diciembre de 2012

Los juegos del hambre: "a ésta lo que le falta son un par de cocidos"


Voy a empezar por la conclusión: "Los juegos del hambre" es un film que toca buenos temas pero que no se atreve a dar un paso al frente.

Ya en la primera escena de presentación de la protagonista, Katniss (interpretada por la jamelgaza Jennifer Lawrence), nos dejan claro que ella sabe desenvolverse a la perfección como cazadora en un entorno salvaje, pero que siempre sucederá algo en el último segundo para que no se manche las manos de sangre. Efectivamente, en una película que muchos califican erróneamente como copia de la japonesa "Battle Royale", tenemos un problema (seguramente heredado del libro): la protagonista tiene que enfrentarse a muerte a otros 23 jóvenes, pero no mata a sangre fría a ninguno. Esto no sería un problema si habláramos de un personaje que se negase a participar en esos juegos macabros que sirven de recordatorio a un pueblo famélico de quién manda (una excéntrica sociedad futura llamada Capitolio, que se nutre de 12 distritos empobrecidos, representantes del proletariado más explotado y falto de voluntad).





Pero Katniss no es así. Ella es mostrada en todo momento como una superviviente, una joven fuerte dispuesta a todo por ganar esos "juegos del hambre" para poder volver a su gueto y así cuidar de su hermana menor, la cual había sido elegida para participar en el espectáculo en primera instancia. Quien no quiere mancharse las manos en esta historia es Peeta (sí, se escribe así de mal), otro joven del mismo distrito (en los juegos participan un chico y una chica de cada distrito) que no está dispuesto a darle al sistema lo que éste quiere de él. En efecto, hablamos de una distopía en la que el individuo vive subyugado por el sistema, una casta de gente rica que salió victoriosa en una guerra civil fraguada décadas antes, en un futuro indeterminado.

En esta distopía futurista lo mismo nos encontramos un pueblo minero digno de un campo de concentración judío que una ciudad altamente tecnológica donde la gente viste y se maquilla asesorada por Lady Gaga y donde las fuerzas del orden del país lucen uniformes de "jockeys" de carreras de caballos con cascos antidisturbios (¿en referencia a "Seabiscuit", del mismo director?). La estética no busca la sutileza, y deja claro qué representa cada sociedad desde el primer fotograma: los habitantes de los distritos tienen problemas reales, más humanos y de primera necesidad, mientras que los ciudadanos del Capitolio acumulan todos los vicios típicos de la sociedad de la tecnología y la (des)información. No es sutil, pero funciona sin complejos. El problema viene en lo desaprovechado del escenario, donde no sientes la represión por ninguna parte en el pequeño mundo de Katniss, y sólo asistes a unas pocas pinceladas de la frivolidad del otro “bando” por parte del personaje interpretado por Elizabeth Banks (bajo toneladas de maquillaje) y una digna y escueta actuación de Stanley Tucci (que muestra tener buena química con Josh Hutcherson en la escena en que lo entrevista).



Cuando la película comienza a cobrar interés con este mundo superficial y ajeno a la realidad de una gran mayoría empobrecida, dan comienzo los juegos. De momento ya se ha desaprovechado una posible crítica bastante directa a la sociedad actual y el camino que lleva, pero quizá veamos algo en el desarrollo de los personajes. El director, como ya vimos en “Pleasantville” (donde también ejercía de guionista), se preocupa por las motivaciones de los protagonistas, pero no termina de definirlas (¿realmente se quieren los protagonistas o todo forma parte de una estrategia de supervivencia?). Ayuda mucho, eso sí, la interpretación de Jennifer Lawrence, a la que le sientan como un guante los papeles de chica fuerte y curtida (como ya demostró en su trabajo nominado al Oscar en “Winter’s bone”). El problema, como decía al principio, es que no termina de verse reflejada en pantalla esa supervivencia a toda costa por algo muy simple: no mata a nadie. No, no mata a ninguno de sus oponentes en toda la película. Al único enemigo a quien quita la vida de manera directa queda justificado ante el espectador como venganza súbita por el repentino asesinato de otro participante indefenso. Supongo que será como en la novela, pero no te quita el regusto de ver edulcorada una idea tan potente como es la premisa de la historia.

"No sé por cuál decantarme... ¿El vampiro o el hombre soso?"


En lo técnico, el film luce una estupenda fotografía. La única pega que tiene es el uso de la cámara en mano al comienzo, durante momentos relajados, donde no viene a cuento el empleo de esta técnica, dando la sensación de ser un modo de homogeneizar el “look” general de la cinta, pues en las escenas de acción de la segunda mitad del metraje será una constante (donde queda más justificado). Otro defecto a destacar es que los efectos digitales no llegan a estar a la altura en el par de momentos puntuales donde tienen que hacer acto de presencia (en algo habrá influido un presupuesto algo ajustado para que suele ser este tipo de "blockbusters").

En definitiva, lo dicho nada más comenzar esta reseña: la película es una apuesta interesante que se queda en lo convencional y no da lo que el espectador (morbosamente) pide.


1 comentario:

  1. Hace tiempo que quiero verla,no paro de escuchar hablar sobre la peli,y parece que tiene buena pinta.
    Buena entrada.

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